jueves, 13 de marzo de 2014

La decisión de un Diablo - Capítulo 3

Al despertar al día siguiente, el dolor de cabeza había pasado. Aunque ya me lo esperaba, no pude evitar desilusionarme al ver esas siluetas, que no podían ser otros que mis padres en su cuarto durmiendo. Estuve recordando toda la conversación que tuve con aquella mujer, que ni siquiera me dijo su nombre. Me puse en la idea de que me estaba contando la verdad, así que me dije que eran las almas de mis padres, pero...¿Cómo las había llamado? ¿Energía? Debía volver a hablar con ella y enterarme de qué estaba pasando. Una parte de mí, deseaba que simplemente fuera una broma pesada, de alguien que ha oído por ahí que no soy tan fanático de Dios como el resto del mundo. La otra parte sabía en el fondo que lo que me contó era cierto, que tenía sentido debido a lo que era capaz de ver. Pero no quería creerlo.

Después de ducharme, vestirme y desayunar, salí de casa con la esperanza de encontrármela esperando, aun sabiendo que sería demasiado fácil. Al no encontrarla dando vueltas por la zona residencial, decidí ir al  parque que había por allí, para al menos relajarme viendo cómo los niños jugaban y disfrutaban, cómo los padres se relajaban al no tener que estar pegados a sus hijos y cómo algunas parejas daban un tranquilo paseo. El parque tenía una pequeña zona con un tobogán, columpios y una caja de arena donde los niños hacían castillos, el resto era un paseo rodeado de césped y árboles. Nada más llegar y sentarme bajo la sombra del árbol más cercano, vi el alma de esa mujer acercándose a donde yo estaba. Calculo que la distancia a la que era capaz de ver las almas era de unos 30 metros y yo estaba cerca del límite del parque, por lo que ella ni siquiera había entrado. Se acercó por detrás y se sentó a mi lado.
-¿Se te ha pasado el dolor de cabeza?- Misma sonrisa y misma ropa que la de anoche. Después de varios encuentros que tuve con ella, en algunos me preguntaba si solo tenía esa ropa o toda la que tenía era igual, pero nunca le di importancia.
-Así es, ¿Cómo sabías que me dolía la cabeza?
-Tu padre me contó ciertas cosas
-Ése al que llamas mi padre no sabe nada de mi
-¿Entonces ya te crees lo que te conté anoche?
-Supondré que es cierto, pero sigo sin creérmelo. Además ¿Por qué llamas a las almas energía?
-Todo ese rollo debería contártelo tu padre. Yo solo se cosas vagas y aunque lo ha intentado, nunca he entendido ni una cuarta parte de lo que explica.
-¿Qué se supone que va a pasar?
-Lo que tú quieras
-Me refería a mi desarrollo, anoche me dolió la cabeza, ¿algo más que me pueda pasar?
-No. Si mal no recuerdo, ese dolor simplemente era el comienzo del traspaso de energía y tu mente asimilándolo.
-¿Entonces es falso eso de que Dios y el Diablo no tienen alma?
-Espera que piense-Se inclinó y se llevó las manos a la cabeza, parecía que se esforzaba bastante hasta que recordó la respuesta-eso lo dijo el actual Dios porque no fue capaz de ver la energía del Diablo cuando peleó con él.
-¿Pelearon? ¿Cuándo?
-Hace entre doscientos y trescientos años, después de su pelea empezó una cruzada para intentar acabar con él y debido a eso estamos en la sociedad fanática de ahora. Solo un encuentro y Dios se enfadó tanto...-alzó y separó los brazos para indicar lo mucho que se había enfadado, al mismo tiempo que dejaba salir una risita- ...que consiguió convencer a toda la humanidad para que le siguiera.-le hacía bastante gracia que Dios se cabreara tanto.- Por no decir lo rápido que lo consiguió.- Eso explicaba el punto de la historia donde la gente pasó de casi ignorar a Dios a seguirle sin importar las consecuencias. Pero nunca nos habían contado el motivo de ese cambio social ni cómo fue llevado a cabo. Es verdad que es impresionante la rapidez con la que lo consiguió, teniendo en cuenta que lo decidió casi al mismo tiempo en que lo llevó a cabo. Me quedé pensando en la de cosas que ella sabía o se estaba inventando y empecé a hacerle caso a la parte de mí que me decía que era verdad. No le encontraba sentido que simplemente fuera una broma pesada, ya que no era nada simple inventarse nada de eso.
-Has hablado de entrenar la energía, ¿Esa es la fuente de poder de Dios y el Diablo?
-Sí, al igual que es cierto que ambos pueden absorberla de otros seres vivos, aunque si eso ocurre mueren ¿O era que primero morían y luego se podía absorber?-Su expresión meditativa duró un segundo y luego exclamó- ¡Va! ¡Qué más da!
-Eso que nos cuentan de que Dios genera almas…-lo dejé en el aire
-Pura mentira, y hasta ahí llega mi conocimiento sobre este tema.-Parecía que la conversación se acababa ahí, pero antes de que pudiera pasar un minuto volvió a hablar-¡Anda, se me olvidaba comentártelo! Mi trabajo, aparte de vigilarte, es estar a tu completa disposición para servirte y protegerte.
-¿protegerme? ¿De qué?
-¡Yo que sé!, simplemente es para lo que estoy aquí. Aunque es obvio que no necesitas protección, simplemente es para que sepas que si necesitas cualquier cosa haré lo que esté en mi mano para ayudarte, solo pide.
-Estas mintiendo
-¡¿Qué?!-Al instante desapareció su sonrisa y se indignó mucho
-Si te pidiese no volver a verte no lo cumplirías-aclaré
-Vale, haré casi cualquier cosa que desees. ¿Contento?
-No, pero no se puede hacer nada-se quedó un momento pensando
-Podemos hacer que nuestra relación no sea tan fría-su tono de voz, su sonrisa, su acercamiento... colocando una mano en mi pecho y la otra dejándola caer desde mi hombro... Sus cara acercándose a la mía... Claramente se estaba insinuando.
-No, gracias- volvió a sentarse como antes, un poco decepcionada
-Ya cambiarás de opinión


Pasó el tiempo y entonces vi a Cristal. Ella también me vio y se acercó, mientras que mi acompañante se levantaba

-Aquí me despido, si me necesitas solo tienes que venir a donde esté- Se alejó para esconderse como había contado que hacía hasta ahora para vigilarme y cuando llegó Cristal caí en la cuenta de que se me había olvidado preguntarle su nombre.
-Hola Kazuo ¿Quién era esa mujer?-saludó mientras ocupaba el sitio que acababa de dejar mi acompañante. Solo por habérmela encontrado ya estaba mucho más relajado y olvidé todas mis preocupaciones.
-Ni idea. La acabo de conocer. Ni siquiera sé su nombre
-Si sigues tan desinteresado acabarás por no encontrar novia
-¡Tsk! -sonreí -Como tú digas
-Por supuesto que como yo diga -echó los brazos hacia atrás y estiró el cuerpo, dejando escapar un suspiro cuando volvió a relajarlo - y aparte de conocer chicas de las que no te interesa el nombre ¿estás haciendo algo más?
-Absolutamente nada
-¿Y tienes planeado algo para mañana?
-Absolutamente nada
-Pues ya hago yo planes por ti: esta tarde y mañana por la mañana te vienes a mi casa a estudiar. Tendremos un examen de religión y como no lo apruebes repites el curso -El mejor plan del mundo: estudiar algo que acabo de enterarme que la mayoría de cosas que cuentan son inventadas o cachos de la verdad.-y no te permito el no por respuesta- Dijo cuando vio que la expresión de mi cara cambiaba de forma radical.
-Tendría que haber dicho que tenía planes-Dije mirándola a los ojos
-No seas tan exagerado -Me miró con cara de pena -¿Qué prefieres? ¿Repetir o tragarte un par de días de estudio?
-¿Para qué me preguntas si no me vas a dejar elegir?
-Je, je, je-Fue la respuesta que dio mostrando una amplia sonrisa-A las cuatro en mi casa. Nos vemos.-Y se fue dirección a su casa mientras yo me quedé media hora más antes de ir a la mía para comer.

Cuando llegué a casa de Cristal, le pregunté que si había ido al parque solo para decirme eso y me contestó que sí, que al no estar en casa solo podía estar en el parque o con Marc, y Marc dormía este fin de semana con su tía en la ciudad. Siempre pensé que se preocupaba demasiado por mí. Como Cristal había dicho estuve aquella tarde y la mañana del día siguiente estudiando hasta que le pareció suficiente. Como había hecho planes con Eduard me fui nada más terminar de estudiar. Pasé la tarde leyendo libros de historia de los que no pude sacar ninguna información nueva por mí mismo, así que fui al muro donde sentada estaba aquella mujer y le pregunté si sabría decirme las partes que son verdad en los libros. Respondió que nunca quiso aprender a leer, así que mucho menos saber de cosas que ya han pasado y no le interesan. En ese momento me acordé:
-Oye ¿cuál es tu nombre?, tu sabes el mío pero yo no tengo ni idea del tuyo -pareció asombrarse un momento y empezó a reírse a carcajadas. Cuando recobró un poco el aliento contestó
-Es verdad. Se me olvidó presentarme, lo siento, lo siento-terminó de recomponerse y me dijo su nombre- Samanta, llámame Sam
-Vale Sam, ¿y a qué venía que no pararas de reír?
-Me reía de mí, de lo torpe que puedo llegar a ser. De verdad, de verdad que lo siento- Dijo cerrando los ojos, inclinando la cabeza y juntando las palmas de las manos
-Vale, vale. Tampoco exageres-y esbocé una leve sonrisa
 para tranquilizarla. Al verla sonrió y se rascó la cabeza con una mano, como una cría que se había librado de una regañina y estaba fardando de ello delante de sus amigos.
-Oye ¿para qué quieres saber esas cosas que ya han pasado?- no pude evitar reír con su pregunta
-Yo y mi curiosidad. Así de simple- contesté y volví dentro de la casa.



jRS
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