sábado, 29 de marzo de 2014

CAZADOR

El cazador tuvo que correr con todas sus fuerzas.

Era un hombre corpulento, muy fuerte físicamente. Su dura vida le había educado sin miedo. Sin temores.

Pero en las últimas semanas el pánico se había extendido por toda la comarca. No había persona, ni hombre ni mujer, que no tuviera miedo a encontrarse con la bestia.

"...una criatura engendrada por el mismo diablo", decían unos...

"... sus garras tienen que haber sido creadas en el mismísimo infierno...", decían otros...

Y todos estos temores por un lobo. Por un animal que lleva conviviendo con el hombre desde hace siglos...

¿Por qué entonces tanto pánico?

Los pocos que habían conseguido escapar de las garras de tal asesino, aseguraban que no era un lobo común. Las exageraciones de los superticiosos habitantes de la zona habían convertido a un lobo, probablemente algo mayor de tamaño que otros de su especie, en una bestia descomunal...un asesino calculador y frío, que no mataba sólo para obtener su alimento...No. En este caso se trataba de una criatura endiablada en busca de sangre, vísceras y almas de los pobres desgraciados que se habían cruzado en su camino.

"...sus fauces son aterradoras"
"...sus ojos con un fondo rojo sangriento son capaces por sí solos de devorar a cualquier inocente víctima..."

Pero ninguno de estos mensajes hicieron que el cazador rechazara la idea de cazar a ese lobo y hacerse con la recompensa que los desesperados aldeanos ofrecían al que consiguiera capturar a tal engendro.

Y había tenido suerte...

Creía que iba a tener que pasar muchos días solo en aquel bosque hasta que aquel bicho volviera a aparecer...Pero no tuvo que esperar demasiado.

Los gritos pidiendo socorro parecían provenir de una de las pocas casonas que todavía permanecían habitadas...en lo más profundo del bosque. En cuanto los escuchó, el joven y corpulento cazador salió corriendo en la dirección de la que provenían aquellas voces.

...corrió con todas sus fuerzas...

Los gritos de auxilio eran continuos por lo que pudo rápidamente encontrar la casa de la que provenían...

pero de repente..., los gritos se apagaron...

El cazador entró en la casona con precaución. Su escopeta le antecedía en todos sus movimientos. Miró por todos lados. Y entonces, encontró las huellas del animal...

...esas huellas no eran de un lobo común...

Aunque impresionado por el gigantesco aspecto de lo que parecía una pisada de la bestia, el cazador no permitió que el pánico hiciera de él una presa fácil. Sabía que el animal olía el miedo de sus víctimas...

...y no quería convertirse en una  de ellas...

Continuó buscando a aquella alimaña por todos lados.

Entonces fue cuando vio algo que haría que, incluso a un hombre como él, se le revolviesen las tripas. Había visto muchos cadáveres,  víctimas de ataques de animales...pero lo que estaba presenciando no lo había hecho ninguna criatura de este mundo...

Sobre una cama quedaban sólo algunos restos de los que podía ser una señora mayor..., lo parecía por los trozos de ropa que estaban dispersos por toda la habitación...

...junto con el resto de pedazos del cuerpo de la víctima...

...un brazo en el suelo, al lado de la cama,...una pierna unos metros por delante...vísceras dispersas por todas partes...

...y allí estaba...a la derecha junto a una pequeña silla de madera, la cabeza de esa pobre desgraciada...

Y el cazador centro su atención en los ojos. Sus ojos abiertos reflejaban el terror más absoluto que el cazador había tenido la oportunidad de presenciar. Y era contagioso. Se percibía en el aire.

La lluvia de sangre fresca chorreaba en la escena.

Y entonces algo distrajo al cazador. Le pareció escuchar un pequeño susurro, una pequeña respiración temblorosa.

Allí había alguien más.

No tardó en encontrar el lugar del que procedía.

Estaba convencido que había alguien escondido dentro de las puertas de una alacena. Y aunque sabía que esa respiración no podía pertenecer a la bestia que había asesinado a la pobre anciana, mantuvo su rifle apuntando en todo momento. Mientras una mano aguantaba la escopeta, la otra consiguió abrir la pequeña puerta...

...y allí estaba.

Temblorosa, asustada... Aunque una pequeña capa roja cubría su cuerpo y parte de su cabeza, el cazador pudo ver que la niña permanecía con los ojos cerrados. Sus manos se sujetaban las piernas flexionadas contra el pecho. La pequeña no tendría más de diez años.

El cazador decidió dar unos pasos atrás y bajó su arma para animarla a salir.

- No temas niña..., la miró dulcemente y le lanzó una discreta sonrisa:

- Sal de ahí, preciosa.

El cazador decidió dar unos pasos atrás y bajo su arma para animarla a salir...

...

Fue lo último que hizo...

La bestia no tuvo compasión...

Trozos de lo que antes había sido ese joven corpulento se mezclaban ahora con los de la anciana dueña de la casa. La sangre lo empantanaba todo.

En los ojos de la niña, se reproducía toda la trágica y sanguinolenta imagen.

Fue entonces cuando el animal soltó  lo poco que quedaba de su presa y dirigió su mirada hacia ella.

Todo lo que decían era cierto...

"...los ojos de aquel engendro provenían del mismísimo infierno..."

Por un momento quedó paralizada. Ya ni siquiera temblaba.

...

- Ven aquí...

El rostro de la bestia pasó de representar la muerte a convertirse en una dócil criatura. Mansa y fiel hacia su protectora.

La niña salió de la alacena y se abrazó al cuello del animal.

- Ya hemos acabado con esa insoportable vieja y ese estúpido metomentodo...

Ahora era sólo el viento lo único que se escuchaba en el bosque.


jlrr










No hay comentarios:

Publicar un comentario