jueves, 11 de septiembre de 2014

Shinkalia II - capítulo 5

A nadie le agradó que Zaykia se uniera al grupo. Los únicos que la querían dentro (Si es que se puede decir eso) eran Gítercol, Murray y Sandra. Gítercol intentaba protegerla, Murray es un hombre curioso y quería ver todo lo fuerte que era y si podía aprender de ella, Sandra pensaba que una vez en el grupo dejaría de acercarse de esa forma que odiaba tanto.

Zaykia tenía que ir a por las provisiones y materiales que ahora tendría que compartir con los demás. Mandaron a Murray, Sandra y Pérsilons a acompañarla a recoger sus cosas en el escondite que tenía.
-Oye, ¿Cómo llegaste a ser tan fuerte? –empezó Murray una conversación con Zaykia
-¿Tengo pinta de querer hablar de mi pasado? –contestó con frialdad
-Tienes pinta de débil –contestó con naturalidad
-¡Ja! Eso demuestra que el débil eres tú.
-No necesitaba mucha fuerza para mi profesión. Solo que no se notara mi presencia.
-Ahora es cuando me dices que eras bueno en tu trabajo y se supone que tengo que creerte.-se mofó fríamente
-¿Qué? –empezó a mosquearse
-No pillarías desprevenido ni a un viejo sordo. –esos insultos frívolos provocaban todavía más a Murray
-No me conoces y no me has visto en acción –intentaba defenderse
-¿Y?
-¿Cómo que ¿Y?? –ya estaba alzando la voz –No deberías hablar hasta que veas con tus ojos lo que son capaces de hacer los demás. Seguro que si me hubieran contratado para matarte ni te habrías enterado de que moriste. –dijo muy confiado de sus palabras
-Seguro que piensas que podrías matarme mientras duermo. Eso es bastante típico. Pero inténtalo, te aseguro que con el ruido que harás despertarías a todo un edificio.
-¿Y cómo lo harías tú para que no sea tan típico? ¿O crees que puedes ser más sigiloso que yo?
-¿Apostamos?

Murray estaba completamente picado. Ella en no mostró emoción alguna, fría en todo momento. Quería demostrarle que se equivocaba y que es bueno en lo que hace.

-¿Y qué apostamos? –preguntó Murray -No tenemos mucho para apostar… y mucho menos ahora que te has unido a nosotros.
-¿Qué eres capaz de hacer? ¿Sólo sabes matar? –se interesó Zaykia
-Estoy capacitado para matar, hablo varias lenguas, soy un piloto bastante bueno y sé manejar casi todas las naves construidas, sé sobre maquinaria tanto nueva como antigua y bastantes cosas más. ¿Y tú? ¿Sabes hacer algo más?
-Sé pelear. –confirmó
-¿Nada más? –preguntó completamente extrañado
-Nada más.
-Eso… -Estaba perplejo - ¿En serio?
-¿Tengo razones para mentir?
-No que yo sepa. Pero… -Zaykia le miró a los ojos
-¿Entonces?
-Me sorprende que la famosa Zaykia solo sepa pelear. Por los rumores pensaba que eras más… ¿Cuál es la palabra?  -lo pensó unos segundos y contestó a su propia pregunta -Versátil.
-Famosa… -Sonrió irónica -¡Ja! No deberías fiarte de esos rumores. Cada persona interpreta lo que ve y oye como le da la gana. Yo solo obedecía órdenes.
-¿De quién?
-De mi jefe. –Murray la miró incrédulo. –Sí. Por raro que parezca tenía un jefe. ¿Piensas que hacía todo eso por diversión? Espera… Sí. Me divertía mucho. Pero jamás pensaría en hacerlas sin algún otro motivo.
-¿Quién era tu jefe?
-Tengo entendido que era conocido. A mí eso me daba igual. Me daba lo que quería y eso era suficiente… Se llamaba Meliar.
-¡¿Meliar?! –dijo casi gritando
-Ya veo que has oído hablar de él.
-¿Quién no lo conoce? Consiguió el control de todo un planeta en cinco años. Y no de un planeta cualquiera, sino del planeta-ciudad Hykrolsy  ¿Y dices que trabajaste para él? ¿Cuánto tiempo?
-Creo que ya he hablado demasiado. Dejémoslo. –volvió a su cara inexpresiva
-Me gustaría seguir escuchando sobre ti. –confesó sin miedo
-¿Por qué?
-Siempre me fascinaron las historias de Zaykia, un demonio con aspecto humano, acababa con ejércitos enteros y monstruos con solo una katana. –Zaykia frunció el ceño.
-No hables sin conocer.
-¿No son verdad? –Se sorprendió. Ya la había visto en acción con los gusanos
-No son toda la verdad. –contestó irritada. -Y me molesta escuchar sobre eso.
-Está bien. Aunque me sorprendió que seas tan joven ¿Cuántos años tienes?
-Veintidós. Y me capturaron justo antes de cumplir los dieciocho. Ahora deja de preguntar

Murray se acercó a Sandra, dejando sola a Zaykia de nuevo. Pensar y hablar de su pasado, hacía mucho que no lo hacía. La última vez que pensó en ello fue hace tres años y la última vez que lo habló… nunca habla de su pasado, al menos no las cosas que solo ella sabe y no se pueden averiguar con facilidad. Le sorprendió escuchar que su antiguo jefe había conquistado todo el planeta. Le dolió escuchar sobre aquellos estúpidos rumores, siempre hablando de que lo hacía sola. Ya sabía que quería apostar con Murray y esperó a que volviera a salir el tema para decírselo.

-Oye Murray –dijo Sandra cuando se acercó a ella -¿Por qué votaste para que se metiera en el grupo?
-Porque de los más fuertes se aprende. ¿Y tú?
-Para que no volviera a acercarse a mí de esa forma. Dentro del grupo no puede hacer nada… o al menos eso pienso.
-Ha dado su palabra ¿No? –ella asiente sin mucha confianza –Entonces, como tú dices, no debería haber problema.
-Me alegra no ser la única que piensa así. –sonríe algo aliviada.


-Oye –vuelve a empezar Sandra después de mantener el silencio un buen rato -¿Alguna vez has pensado cuánto tiempo sobreviviremos aquí?
-No se me había ocurrido
-Tengo entendido que hay algo peor que los gusanos en este planeta. Algo que solo sale cada cierto tiempo y acaba con una buena cantidad de gente.
-¿Cuánto llevas aquí?
-Dentro de dos meses llevaré un año.
-Bueno, el Jefe lleva aquí veinte años creo. Zaykia también lleva… ¿Cuánto? ¿cuatro o cinco años?
-Pero ellos son muy fuertes, no como yo. Estoy preocupada de morir si aparece esa cosa.
-Preguntémosle a Zaykia. ¡Oye, Zaykia!

Le indicó con la mano que viniera y obedeció, algo extrañada.

-¿Qué ocurre?
-Aparte de los gusanos, ¿Qué más hay en el planeta que nos quiera matar?
-Mmmmm… Hay un monstruo… lo he visto un par de veces… no sé muy bien lo que es… solo se le podían ver los tentáculos que tenía.
-¿Y esa cosa ha matado a mucha gente? –dijo algo temerosa Sandra
-En cuanto te coge te aplasta y te parte por la mitad. Así que yo diría que sí, ha matado a mucha gente. –contesta indiferente
-¿Crees que nos podrías proteger de eso? –preguntó Murray
-Quizá. ¿Quién sabe?
-¿Has podido matar alguno?
-No puedo. Necesitaría que estuviera hecho de un mejor material –dijo levantando la katana.
-Entonces es duro.
-Los tentáculos no, pero cortándolos no se le puede matar. Y con el tiempo se le regeneran.
-¡Zaykia! –Alzó Pérsilons la voz –¡es tu turno de llevar el carro!

Zaykia se adelantó a la altura del carro y cambió el sitio por Pérsilons. Dejó la katana encima, lo más cerca posible a ella y siguió el camino tirando sin necesitar mucho esfuerzo. Sandra siguió preguntando sobre esa cosa a Pérsilons.

-Pérsilons, ¿Qué sabes sobre las cosas que intentan matarnos?
-¿Te refieres al arma Juks?
-¿Arma Juks?
-Os he podido oír un poco. Ese es el nombre de esa cosa. Hay algunos repartidos por el planeta. Es un arma biológica creada por los humanos. Así se disminuyen aún más las posibilidades de nuestra supervivencia.
-No entiendo para qué tantas molestias. –intervino Murray –Podrían matarnos directamente
-¿Como antes de la era Zyngoku? ¿Que la pena de muerte estaba vigente?
-¿En la era de Zyngoku fue cuando la quitaron? –pregunta Sandra. Pérsilons y Murray asienten. –¡Vaya! Hace solo setecientos años.
-Más o menos –le contestó Murray
-Supongo que nos meten en los planeta-prisión para no ensuciarse las manos. –siguió Pérsilons. –Y ahora que quieren recuperar dinero mostrarán por diversión cómo vivimos. Es lo que dicen esos rumores. ¿No?
-¿De verdad a la gente le gustaría un show que muestre cómo vivimos y morimos? –Preguntó Sandra
-¿Por qué no? Somos criminales y eso dejará su conciencia tranquila cuando lo disfruten.
-Yo digo que pondrán la arena. –dijo Murray –Es más entretenido si sabes que alguien morirá sí o sí, en vez de esperar sin saber cuándo ocurrirá lo emocionante.
-A mí me sigue pareciendo horrible. Dejemos el tema –finalizó Sandra


Al llegar la noche instalaron los dispositivos de vibraciones y acamparon. Todos durmieron, Zaykia había dicho que no hacía falta hacer guardia y después de un rato discutiéndolo acabaron cediendo. Aprovechó la ocasión para hablar con Murray.

-Oye. Sobre la apuesta… -empezó Zaykia
-¿De verdad quieres que intente matarte? –Murray casi lo había olvidado
-Intenta hacerme al menos un rasguño, un corte, algo… El perdedor hará una cosa que le diga el vencedor. –insistió
-¿En serio?
-Te doy tres oportunidades.
-¿Y qué piensas pedirme?
-Ya lo sabrás.
-Está bien. –estrecharon las manos y se fueron a dormir.


Llegaron sin problema al escondite de Zaykia. Cogieron todas las provisiones que tenía, no se dejaron nada. Había mucha comida y la bebida que le vendió Gítercol. Tomaron el camino de vuelta sin demora, esperando llegar antes de que anocheciera de nuevo. Ahora se turnaban más a menudo llevar la carreta. A todos les costaba más ahora, salvo a Zaykia, que tiraba como si estuviera vacía. En el cielo pudieron ver otra vez a la nave de prisioneros, debían de lanzar las cápsulas en unas horas, al mediodía.


Puntuales como siempre, se ordenó el lanzamiento de las cápsulas a lo largo del planeta. Pero esta vez no dieron la orden de tomar el rumbo de vuelta. Murray, Sandra, Zaykia y Pérsilons esperaron por si alguna de las cápsulas caía cerca. Tuvieron que moverse rápido al ver que una de ellas se dirigía a donde estaban.

-¡Eso ha estado cerca! –comentó Sandra cuando se dispersó la arena que se había levantado con el impacto.

Dejaron la carreta alejada de la cápsula. Zaykia se mantuvo a varios metros mientras los demás fueron a intentar abrir las compuertas. Tiraron hasta que lograron abrir una. Dentro había un hombre inconsciente, ya viejo, alto, medio calvo y en los huesos que solo llevaba una tela que cubría la cintura. No había suministros. Probaron a abrir las otras puertas y todo estaba vacío. Cogieron al hombre y lo llevaron a la carreta, el jefe o su actitud decidirían qué hacer con él.
-¿Hmm? ¿Qué hacéis? –preguntó Zaykia cuando se acercaron a ella
-Lo llevaremos con el jefe –contestó Pérsilons
-¿Por qué no lo matamos aquí y ahora?
-Tenemos que darle una oportunidad a todos los que encontramos. ¿Hay algún motivo para matarlo?
-Él no dudará en matarnos
-¿Cómo puedes saberlo?
-Porque lo sé.
-No vamos a matar a un hombre por una intuición tuya –intervino Sandra
-Que conste que os he avisado –dijo levantando las manos y bajando la cabeza.

Se podría decir que el resto del trayecto siguió sin incidentes. Lo único que ocurrió es que Murray desperdició una de sus oportunidades de la apuesta, intentando darle con el cuchillo por detrás. Él creía que no se había percatado, estaba tan tranquila y se defendió como si le hubiera gritado que la atacaba. Ahora le quedan dos intentos más para ganar la apuesta, el siguiente lo intentaría mientras duerme, ahí sí que no podrá defenderse.

Llegaron a Skulltrez y entraron por la puerta trasera a la tienda. Pusieron en una cama al hombre aún inconsciente. Algunos preguntaron si de verdad seguía vivo. Gítercol se encontraba peor, tosía cada vez más y permanecía sentado o tumbado casi todo el tiempo.

Al fin se despertó el recién llegado, cuando llegó la noche. Comió y bebió sin decir palabra. Gítercol fue a verle y le reconoció.

-¡¿Marlui?! –Se sorprendió -¿Eres tú? ¡Cof! ¡Cof!
-¿Eh? ¡Jajajaja! Gítercol. Cuanto, je, tempo. –Su voz aguda delataba su inestabilidad mental. Sonreía ampliamente. Le faltaban algunos dientes y mantenía los ojos muy abiertos. –manamaishjoklia
-¿Cómo te capturaron? –Gítercol miraba su cuello, nervioso.
-jikilojoujhfJajajajaja –su risa estridente ponía furiosa a Zaykia. Los demás de la habitación también se estaban irritando. Nadie entendía lo que estaba diciendo y pensaban que estaba loco. –Hobía dejdo que m aptursen… -se levantó tirando la comida delante de él –No mmm esperaba…Jeja… Encontrate pronto… Jijijiiji…
-¡Cof! ¡Cof! –Marlui dio dos pasos adelante y Gítercol se alejó la misma distancia. Intentaba ocultar su miedo pero Murray y Zaykia se dieron cuenta, así que permanecieron atentos para intervenir en cualquier momento.
-Aunque estés enfermo voy… a materta… Jejejjooo –Levantó una mano dirección a Gítercol, apuntando a su cuello. Todos se levantaron. Grez detuvo su mano y le habló amenazante.
-¿Qué te crees que haces?

Se quedó mirándola, manteniendo muy abiertos los ojos. Empezó a reir. Grez quitó enseguida la mano, como un acto reflejo. La miró extrañada y empezó a gritar. La miraron sin comprender qué ocurría. Entonces la barriga de Marlui empezó a ponerse roja. Zaykia fue la única lo suficientemente rápida. -¡Cuidado! –gritó tirando a Murray al suelo. Una llamarada salió del cuerpo de aquél hombre como un anillo. Golpeó a todos en la habitación, quemándolos, y gritaban sin control. Gítercol tampoco había recibido el ataque, pero solo porque Marlui no quería.

Los gritos habían llamado la atención de más personas del edificio. Risk empezó a disparar nada más entrar, aunque acertaba había algo protegiendo al viejo. Sandra fue a donde estaba Murray, preocupada. Ser salió corriendo a por su mandoble. Todos los demás estaban petrificados. Mórfidus reaccionó gritando que trajeran agua.

Marlui apuntó con un dedo a Risk y disparó una llama directa a su pecho, atravesándolo y matándolo de un solo golpe. Se acercó a Gítercol que estaba de rodillas, impactado de lo que estaba ocurriendo, le puso una mano en la cabeza. –Ajio –dijo. No paró de reír mientras las llamas consumían a Gítercol en medio de sus gritos. El agua que habían traído no servía para apagar el fuego. Algunos de los que estaban ardiendo, desesperados, se acercaron demasiado a los demás y con un solo roce propagaron el fuego.

-¡Vamonos! –reaccionó Zaykia, tirando de Murray.
-Oye, espera. No podemos dejarles así. –dijo Sandra
-Sí podemos. ¡Vamonos! -respondió casi rugiendo
-Eres muy fuerte seguro que puedes hacer algo –insistió
-Solo se pelear y no puedo hacerlo mientras me preocupo de vosotros. ¡VÁMONOS AHORA!

Corrieron hacia la puerta más cercana. Zaykia desenvainó la katana y golpeó con la funda a uno que estaba en medio. No ardió al contacto como pasó con los demás. Siguió apartando a los que se estaban quemando hasta que consiguieron salir del edificio.

-¡Hay que joderse! –gritó en cuanto se detuvieron fuera. -¡¿Qué coño hace aquí un puto mago sin un puñetero collar?! ¡Os dije que debíamos matarlo… que él no dudaría en hacerlo!
-¿Qué pasa? ¿Acaso sabías que era un mago? –intentó excusarse Sandra
-No. Pero sí sabía que intentaría matarnos en cuanto se levantara.
-No tiene sentido discutir eso –intervino Murray –Debemos ir a ayudar a los que podamos. –Sandra asintió. Fueron a entrar pero  Zaykia les detuvo.
-¡Está bien! Pero vosotros esperad aquí. –Ambos se sorprendieron
-¿Quieres ayudar? –preguntó extrañado Murray
-Quiero que no mueras… tenemos una apuesta pendiente.

Zaykia entró de nuevo en el edificio antes de que pudieran contestar. Los que estaban en llamas gritaban y se tambaleaban sin control. Algunos se acercaban a ella buscando ayuda, pero o los esquivaba o los golpeaba, no tenía piedad. No encontraba a nadie que no se estuviera quemando. Llegó a la habitación donde estaba el cadáver de Gítercol y Marlui estaba dando exagerados pasos, alzando mucho las rodillas, alrededor del cuerpo. No se fijaba en nada, así que Zaykia pudo ver los cadáveres del lugar antes de seguir buscando. En el sótano se encontró a Mórfidus, cogiendo agua.

-¡Oye! ¿Qué haces? El agua no sirve con ese fuego.
-¿Zaykia? Pensaba que habías huido
-¿Huido? –le miró amenazante
-Lo siento –dijo enseguida
-Larguémonos. Eres el único que he encontrado que no se está quemando.
-¿Y Ser?
-No le he visto
-Está bien. Te sigo.

Los gritos habían parado. Lo único que quedaba eran cadáveres calcinados. Pasaron por delante de la habitación donde Marlui seguía con su extraño baile. Fuera estaban esperando Murray, Ser y Sandra.

-¡Ser! ¡Estás bien! –Mórfidus corrió a su lado.
-Parece que ese vejestorio está muy contento de que el viejo la palmara. -observó Zaykia
-¿Podrías al menos hablar de él con respeto cuando está muerto? –dijo Murray
-Yo tengo mis propias formas de ver las cosas.
-¿Y cómo ves que muriera de esa forma?
-Estoy esperando a que salga para vengarme. En ese espacio cerrado estoy en desventaja. –al ver que le miraba atónito continuó –puede que no lo parezca, pero me caía bien. ¿Algún problema con eso?

-¡ZAYKIAAAAAAAAAAAAAAAAAOOOOOOOOOAAAAAAAAAAOOOOOOOOOO……….! ¡Ah! –gritó Marlui en cuanto salió
-¿Me conoces? –contestó Zaykia extrañada
-hijuafoklomgonosugbfe
-Me pregunto si antes de que te mate entenderé algo de lo que dices.
-Jokbfuamenite
-Claro. Lo que tú digas. -bufó
-Fejihgnolpos –su cuerpo empezó a volverse rojo
-Largaos. Sería una molestia tener que preocuparme de alguno de vosotros. –dudaron un segundo, mirándose entre ellos, pero obedecieron en silencio.
-ZAYKIA… -su voz se tornó grave, como si le faltara el aliento, forzándose a hablar así -HIJA DE… SHOURLU… MORIRÁS… ¿ENTENDISTE?
-¿Cómo coj…? –le miró con los ojos entrecerrados, extrañada –Está bien… Pude entender algo.

Marlui juntó sus brazos apuntando a Zaykia. Todo el rojo del cuerpo pasó a las manos y disparó una columna de fuego. Lo esquivó sin problema y se puso en su espalda antes de que pudiera reaccionar. Justo cuando iba a atacarle desapareció.

 –Putos magos… –murmuró Zaykia.

Se mantuvo a la espera, observando lo que ocurría. Algunas personas salieron de sus casas, curiosas de lo que estaba pasando. Marlui volvió a aparecer, alejado de ella. Su barriga volvió a estar de color rojo. Nadie de los que salieron se dio cuenta de lo que pasaba hasta que fue demasiado tarde. El lugar se mantuvo iluminado un tiempo por las llamas que se mantenían en aquella gente. Zaykia se agachó para evitar el anillo de fuego. Al chocar con los edificios desaparecía, solo se propagaba con la carne. Cuando le vio por primera vez intuía su poder, pero no pensó que se trataría de un mago y mucho menos si no llevaba un collar. Ahora su cuerpo se puso azul, Zaykia se preguntaba a qué se debía este fenómeno, los anteriores magos que había matado no hacían eso. No paraba de reír y de dar pequeños saltitos alzando mucho las rodillas. Se mantuvo a la espera para esquivar su siguiente ataque, aunque sea muy rápida no sabe qué dirección tomará su próximo hechizo. Finalmente disparó un liso rayo que se puso a rebotar de edificio en edificio. Dio un paso a la derecha para apartarse de su trayectoria. Marlui hizo un gesto con las manos, entonces Zaykia se percató de lo que pretendía. Volvió a esquivarlo cuando le vino por la espalda, esta vez alejándose un poco más de su posición original. Antes de que pudiera volver a hacer otro gesto se acercó a él, más rápido de lo que él pudo terminar de hacer el hechizo para desaparecer. Atacó sin vacilar, cortándole una mano cuando estaba volviendo a ponerse invisible. El rayo desapareció al no tener a su dueño manteniendo el control.

-Ja. Eres bueno… pero estás muy viejo y tus reflejos lentos. Quizá en tu juventud hubiera estado interesante pelear contigo. Pero ahora no puedes ganar.

Zaykia observó la mano cortada y el rastro de sangre que tenía. El rastro de sangre que le llevaría directa a su presa. No pudo evitar sonreír ampliamente y abrir mucho los ojos, cualquier persona corriente se moriría de miedo si le mirasen con esa expresión psicópata. Corrió sin dudar siguiendo las manchas hasta que pudo ver dónde terminaban. Obedeció a su instinto y atacó al aire. Notó la hoja de la katana hundiéndose en la carne de Marlui, luego los huesos y otra vez carne. Al detenerse, se giró y vio complacida cómo le había cortado por la cintura. Aún permanecía vivo, gritando. Zaykia se acercó, se agachó a su lado y le tapó la boca para callarlo. Le susurró.

-No sé cómo cojones sabías quién es mi padre. Pero te aseguro que no me importa. Lo único que importa… es que estás muriéndote como el perro asqueroso que eres… y que lo estoy disfrutando mucho… ¿Algo que decir antes de llegar a las puertas del infierno?

Lo único que se escuchó cuando Zaykia quitó la mano de su boca fueron sus últimos gritos.


-¡Je! Lo tomaré como un “no”.



JRS
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