miércoles, 19 de febrero de 2014

Homeless. Segundo acto RECHAZO (6). Desprecio.


-      No hay nada que hacer...no servirá de nada...

Un despacho de una oficina cualquiera de un banco a las diez de la mañana. Gente haciendo cola para que lo atiendan en el mostrador, teléfonos sonando... sin embargo todo está en un relativo silencio. Las personas no hablan entre sí, cada una está sumergida en su historia, en sus pensamientos. Una pareja acaba de entrar. No van hacia la cola, se dirigen directamente hacia el despacho del director de la sucursal.

-      Pasad, sentaos..., les comenta Javier, mientras les dedica una sonrisa.

María y Fran pasan y se sientan. Están nerviosos, él mantiene un rostro desencajado, pálido, sin esperanza alguna de que emerja ni siquiera una mínima sonrisa de sus labios. Ella parece algo más relajada, aunque mantiene la seriedad, muestra un gesto de simpatía al dirigir su mirada a Javier. Parece más una pareja en la consulta de un médico esperando malas noticias, que la oficina de un banco.

-      Me imagino que venís a hablar lo de vuestra hipoteca, ¿verdad?
-      Así es.
Javier se gira hacia su ordenador, y teclea los datos de la pareja. Su gesto poco a poco se muestra más serio.
-      La situación está bastante jodida.
-      Lo sabemos Javi, pero estamos desesperados, alguna forma debe de haber de salvar nuestra casa- es María la que habla, Fran está ausente con la mirada perdida.
-      Es complicado, no me dejan una nueva prórroga, lo hablé con mi jefe, pero es un capullo - insiste Javier- El banco os demandará e iniciará los procesos para la subasta de vuestra casa y el desahucio. Necesito alguna garantía de pago, algo con lo que convencerle...algún familiar que os deje el dinero...

En ese instante Fran reacciona, se muestra enfadado:

-      Nunca. No permitiré que otra persona asuma esto. No pienso utilizar el dinero de nadie.
-      Pero Fran, - intenta hablarle su mujer... - He dicho que no. Ya lo hemos hablado María...

Los tres se quedan entonces callados. Pero es un silencio estruendoso. Javi tira su bolígrafo contra la mesa. 

Vuelve a mirar al ordenador como esperando que los números se inviertan y pasan del color rojo al verde. 

Entonces es cuando el volcán estalla, pero lo hace por la boca que mostraba menos sufrimiento:

-      ¡Ya estoy harta!- grita llorando María - ¡Harta de todo! No hemos hecho nada malo. Cuando compramos la casa todo eran sonrisas y facilidades. - ¡No os preocupéis! ¡Esto se paga solo! ¡No vais a tener problemas para pagarlo!... incluso me dijiste que si llegaban tiempos difíciles el banco nos ayudaría - María seguía llorando, Fran la miraba, incapaz de consolar a su mujer. Javier se queda sin palabras. Se siente responsable...- María lo siento, yo jamás pensé que se pusieran tan firmes - hace unos años esto pasaba muy poco - y nunca pensé que os tocaría a vosotros.- ¿Pensar qué? ¿Qué Fran se quedara sin trabajo? Tampoco era tan descabellado...

Esa frase se transformó en un puñetazo para Fran. Otro gancho directo hacia su autoestima. Ella lo acababa de decir, esperaba que antes o después su marido fracasara. Sabía con quién se había casado, con un  fracasado. Fran jamás interpretaría las palabras de su mujer en otra dirección. Pensar que su esposa se refería a una situación normal, que quedarse sin trabajo en un país con tanto paro es algo que le puede pasar a cualquiera..., ese pensamiento jamás entraría en su cabeza. Ella lo decía porque en el fondo sabía cómo era su marido y 
aunque siempre lo había defendido pensaba igual que todos, pensaba como su padre...

 Lo siento María, no sé qué decirte...para mí esto no es fácil. Estoy cansado de este trabajo, si supieras el asco que me da. Vengo todos los días como una condena, tengo ataques de ansiedad, estoy en tratamiento...Todos los días tengo problemas, familias sin dinero, no puedo más...- Javier se sincera, pero inmediatamente pide disculpas nuevamente- lo siento María, no tenía que contaros mi vida, vosotros estáis jodidos y no me puedo comparar a lo que estáis pasando...pero por favor, dadme algo para poder seguir intentándolo...- Por primera vez Javier mira directamente a Fran: - Te entiendo, imagino lo que puede pasar por tu cabeza, pero no puedes sentirte culpable, deja que si alguien os puede ayudar, lo haga...piensa en tu mujer y tu hija...

Fran seguía pensando en las palabras de su esposa. Era obsesivo, atrapaba una frase y la transformaba en una bala que disparaba sobre él, lo hacía siempre...pero entonces escuchó a su esposa:

-      Cariño por favor, he hablado con mi hermana, está dispuesta a dejarnos el dinero...sólo será un tiempo, en cuanto puedas se lo devolvemos...- Fran volvía a  la mirada perdida, mientras María le seguía hablando: Ellos no están tampoco para tirar cohetes, pero tienen unos ahorros y pueden ayudarnos unos meses...por favor cariño - El llanto de María mientras hablaba era más munición....- Déjame intentarlo Fran, le pidió Javier...

Fran no habló, pasaron unos segundos hasta que realizó el siguiente gesto: asintió con la cabeza...

María continuó llorando...

-      Dejadme que hable con mi jefe una vez más, le ofreceré el pago de unas cuotas como gesto de vuestra intención de seguir pagando...Os llamaré en cuanto hable con él, ¿de acuerdo?

Ambos asienten con la cabeza, se levantan y salen por la puerta sin  despedirse de Javier.

-      Qué asco de trabajo - los pensamientos de Javier también llegan a ser obsesivos. Ya se lo dijo su psicólogo, al que acude desde que sufre ataques de ansiedad todas las mañanas -Curiosamente el estrés desaparece el viernes  noche y reaparece el domingo por la tarde, el origen del mismo está muy claro y se mantendrá mientras la situación en tu trabajo sea parecida - le explicaba el especialista - Javier, este estrés puede ser muy peligroso, ¿de verdad merece la pena? ¿No puedes aceptar otro puesto de  menor responsabilidad?...- al principio la explicación de José, su psicólogo le parecía exagerada y era descabellado pensar que él iba  a dejar su puesto, pero conforme pasaba el tiempo el estrés aumentaba, se sentía culpable de muchas cosas, de muchas historias...y estaba asqueado de sus jefes, de ver la indiferencia hacia los problemas de sus clientes. Ya hace algún tiempo tuvo un fuerte encontronazo con su superior que le obligaba a vender acciones de la entidad de la forma que fuera, llamando a sus clientes, insistiendo, presionándolos. Javier se negó a ello, fue el único que lo hizo. Su jefe le amenazó diciéndole que entonces no servía para ese puesto. En ese momento tenía que haberle pedido que le diera otra función, que lo pusiera en la ventanilla a cobrar recibos, pero no lo hizo..."si me quiere quitar que me eche a la calle, y que me pague la puta indemnización...". Esperó unos meses a que esto ocurriera pero nunca pasó. Pero ahora es todo más complicado, la indemnización es menor con las nuevas leyes..., de todas formas ¿merece la pena aguantar todo esta mierda?
A pesar de todo tenía que coger aire para marcar el número de teléfono...
Le temblaba la mano...pero lo hizo...ya no sólo por Fran, que era su amigo desde la infancia, sino por todo lo que estaba ocurriendo...

-      ¿Antonio?, soy Javier, Javi de la oficina cuarenta y tres.
-      Dime Javier, qué coño quieres ahora...- la relación no mejoraba en ninguna de las miles de llamadas que tenía que hacerle a su jefe...
-      Quería comentarte lo de la familia García Pérez...
-      ¿Quiénes?
-      La familia que te comenté, te dije que estaban intentando obtener el dinero para pagar algunos meses de la hipoteca que nos deben y así evitar nuestra denuncia.
-      Me importa un carajo, si hemos decididos denunciarlos serán porque ya habrían agotados los plazos...
-      Bueno hombre, pero han conseguido algo de dinero, nos van a pagar tres cuotas e intentarán conseguir más hasta ponerse al día...
-      ¡Te he dicho que no!, no puedo hacer concesiones, si lo hacemos con uno tendremos que hacerlo con todos y ¿de que iba a vivir el banco? ¿y tu sueldo de dónde saldría?
-      Antonio coño, se trata de humanidad...esta pareja tiene una hija pequeña, están haciendo todo lo posible por pagar al banco,…sólo te pido algo más de tiempo...
-      ¡Que no se hubieran metido en esa casa!- le cortó bruscamente su superior...
-      ¡Déjate de milongas, joder! ¡Si fuimos nosotros quienes los animamos...! ¡ y no sólo a ellos! - Antonio,-continuó Javier- ¿tú sabes las historias que escucho aquí todos los días? ¿Los dramas que nos cuentan?
-      ¡Pues ya sabes lo que hay!- la amenaza regresaba. Javier respiró hondo, controló su ira y decidió suavizar su tono:
-      Antonio, te lo pido como un favor personal, dame un poco más de tiempo, déjame renegociar su hipoteca... ¡si al final el banco saldrá ganando sí o sí!
-      ¡Te he dicho que no!

 Lo siguiente en escuchar Javier fue el pitido que indicaba que su jefe había colgado.

Javier tiró el auricular del teléfono. El corazón le palpitaba a mil por hora, sentía mareo, la ansiedad volvía... 

¿Cómo se lo iba a decir a Fran y María?

En ese momento recordaba las indicaciones de José cuando llegara la ansiedad...con un movimiento de espalda separó la silla en la que estaba sentado del escritorio...respiró hondo, soltó el aire despacio...entonces centró su mirada en un cartel de la oficina: "Si quieres tener tu casa nosotros te ayudamos" "Es muy fácil". Las caras sonrientes de una pareja posaban en la puta foto...
Javier se acercó de nuevo a la mesa,  recogió el auricular que todavía seguía con ese "bip sostenido", "parece un electroencefalograma cuando deja de latir el corazón...- pensó mientras su mano izquierda sostenía el teléfono y la otra marcaba de nuevo el número de extensión de su jefe.

-      ¿Se puede saber que cojones quieres ahora?- le gritó - ¡Cómo me vuelvas a hablar de esa pareja te juro que…
-      Antonio, -le cortó Javier- ¡ métete el trabajo en el culo, cabrón..!


Beeeeeeeeeeeeeeeeeeep

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